La definición de Bienestar Animal más comúnmente conocida es la establecida por la Organización Mundial de la Sanidad Animal (OMSA). Esta organización lo define como “El estado físico y mental de un animal en relación con las condiciones en las que vive y muere”. Además, en su Código Sanitario para Animales Terrestres, se recoge que “Un animal experimenta un buen bienestar si está sano, cómodo, bien alimentado, en seguridad, y si no padece sensaciones desagradables como dolor, miedo o distrés y es capaz de expresar comportamientos importantes para su estado de bienestar físico y mental”.
Tanto la definición de bienestar animal como su posterior desarrollo se basa en el principio de las 5 libertades. Todo animal debe encontrarse libre de hambre y sed, libre de incomodidades físicas, libre de angustia, miedo y estrés, libre de dolor, lesiones y enfermedades y libre para el desarrollo de su comportamiento innato y normal.
Por otro lado, la importancia que hoy en día está alcanzando este concepto en cualquier ámbito relacionado con los animales es más que evidente. Si hablamos de producción primaria, el consumidor se encuentra mucho más sensibilizado con el trato que reciben los animales y demanda más transparencia que hace unos años en las operaciones realizadas hasta obtener el producto final. Además, muchos consumidores actualmente dan mayor importancia a la calidad que al precio del producto. Para el ganadero, mantener un buen bienestar en los animales es sinónimo de buena salud en la granja, de mayor producción y, por tanto, mayor rendimiento, y de mayores estándares de calidad y de seguridad alimentaria.
Para dar cabida a todos estos conceptos, el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias de Cataluña (IRTA), desarrolla los protocolos Welfare Quality®. Basados en las 5 libertades, desarrollan criterios de control que son los que determinarán el nivel de integración del bienestar animal en la granja. Cada especie y tipo de producción tiene su propio protocolo y cada protocolo sus propios criterios. En definitiva, estos protocolos, de aplicación directa en granja, aportan herramientas tangibles al ganadero para medir el grado de bienestar animal en su granja y seguridad y confianza al consumidor final.
Es común en todos los protocolos que las medidas a tener en cuenta son válidas, repetibles y viables. Además, estas medidas son recogidas por personal formado en el propio IRTA y muchas de ellas se observan directamente sobre el animal, a diferencia de las medidas que se establecen en la legislación, que son tomadas siempre de las propias instalaciones o del manejo. Finalmente, la evaluación se circunscribe en un periodo de tiempo determinado y los resultados finales se obtienen en el mismo día de la visita del auditor.
Como ejemplo, el protocolo aplicado en granjas de porcino de engorde vigilará los siguientes criterios:
- Ausencia de hambre prolongada
- Ausencia de sed prolongada
- Confort durante el descanso
- Confort térmico
- Facilidad de movimientos
- Ausencia de lesiones
- Ausencia de enfermedades
- Ausencia de dolor inducido por el manejo
- Expresión del comportamiento social
- Expresión de otros comportamientos
- Relación humano vs animal
- Valoración del estado emocional
En resumen, con la certificación en protocolos Welfare Quality® el ganadero mejorará el bienestar y la salud animal, lo que conllevará mejores rendimientos productivos y estándares más elevados en seguridad alimentaria. El consumidor, por su parte, al elegir productos certificados con el sello Welfare Quality®, tendrá cubiertas sus inquietudes en cuanto al trato recibido por el animal durante su vida y el alimento recibido será más claro y transparente y de mayor calidad.
APCER se encuentra autorizado por el IRTA para realizar auditorías en el marco del programa Welfair® de Bienestar Animal.
¡Apueste por la mejora continua de las buenas prácticas de bienestar animal y sostenibilidad con APCER!