Todos los seres humanos funcionamos como verdaderas máquinas biológicas y todos sabemos que una máquina no funciona sin combustible. La alimentación es nuestro combustible y ocupa un lugar de importancia constante en la vida de cualquier persona, ya que de ella dependerán todos los procesos biológicos esenciales para el desarrollo de las actividades diarias. Cada vez más personas son conscientes de que una buena alimentación juega un papel clave en la prevención y tratamiento de enfermedades. Hace miles de años, Hipócrates ya afirmaba: "que tu alimento sea tu medicina y que tu medicina sea tu alimento". Pero, ¿cómo queda esto reflejado en el nuevo consumidor?
En un entorno en que los mercados, los productos, las tecnologías, los competidores, la legislación e incluso las sociedades enteras cambian a gran velocidad, en el que la evolución del contexto social, económico y tecnológico han tenido un alto impacto en los hábitos de consumo de los ciudadanos, la gran mayoría de la población está cada vez más preocupada por las propiedades saludables, el origen y la sostenibilidad de los alimentos, sin olvidar la gestión del presupuesto familiar.
El sencillo acceso a los dispositivos digitales conectados a Internet y el uso de los mismos crean nuevos hábitos de consumo y modifican significativamente los factores que influyen en él. Todos estos cambios en los hábitos de consumo plantean otra cuestión: ¿cuáles son las expectativas y exigencias establecidas por el consumidor, y cómo se pueden satisfacer?
El desafío fundamental consiste en satisfacer la constante búsqueda de productos que ofrezcan comodidad, salud, bienestar y sostenibilidad asociados al arte de consumir, productos que generen confianza, placer, convivencia y experiencias únicas.
En este escenario, las empresas se ven constantemente enfrentadas al desafío de la innovación con el fin de diferenciarse y mantener su posición por delante de sus competidores, para lo cual deben presentar un producto que sea capaz de:
- Crear valor accediendo a nuevas posibilidades e ingredientes naturales, proporcionar una mayor calidad de vida y garantizar la ausencia de ingredientes nocivos para la salud;
- Promover calidad, seguridad y rentabilidad (compra inteligente);
- Demostrar su compromiso con la sostenibilidad y la responsabilidad social;
- Proporcionar al consumidor una experiencia agradable junto con un recuerdo duradero;
- Facilitar la compra y el consumo rápido para una mejor gestión del tiempo.
Las empresas de la industria alimenticia pueden ser muy diferentes entre sí. Sin embargo, el hecho de pertenecer al mismo sector las enfrenta a desafíos similares. Entender cuáles son estos desafíos y cuál es la mejor manera de superar cada uno de ellos resulta esencial para anticipar y garantizar el éxito del negocio.
La cuestión asociada a los cambios en los hábitos de consumo y el acceso a la información deben ser vistos por las empresas como una oportunidad para reposicionarse, ofrecer cualidades superiores y comunicar esta información al consumidor como valor añadido. Es importante destacar que las empresas deben ser capaces de comunicar de una manera clara y objetiva, y de utilizar medios de comunicación variados, además de ser más transparentes, garantizando la confianza en el producto y la marca basada en su credibilidad.
Las empresas deben ser capaces de demostrar que las ventajas, la calidad y la seguridad alimentaria prometidas por sus productos son reales. Frente a este desafío, una manera de responder a sus exigencias, impuestas por el mercado y el consumidor, consiste en la certificación, ya sea para productos, servicios, sistemas de gestión o cadenas de responsabilidad sostenibles. Hoy en día es de suma importancia buscar organismos de certificación que sean capaces de ofrecer y desarrollar una colaboración que implique valor añadido, proporcione confianza y credibilidad, y que esta se traduzca en una forma sencilla de comunicarse con los clientes y consumidores finales.
La certificación es una herramienta poderosa para establecer vínculos de confianza y puede ser utilizada por las empresas que desean posicionar sus productos en mercados altamente exigentes y de alto poder adquisitivo. Los sellos o certificados emitidos implican que las empresas, productos o marcas cumplen unos requisitos internacionalmente reconocidos y de elevada exigencia con un gran nivel de credibilidad.
Por último, se está produciendo una transformación que se caracteriza por una tendencia de "vuelta a lo básico". Lo "básico" hace referencia a la composición de los alimentos, en la que se da prioridad a los ingredientes de alta calidad y la garantía de origen, dejando atrás las composiciones complejas y poco transparentes. Se trata de promover los alimentos sencillos pero con alto valor añadido y, por otro lado, de saberlo comunicar de manera directa, clara y transparente.
Aline Torrão
Agrifood Business Developer
APCER
