Artículo de Luísa Abreu, Auditora APCER, Consultora en Economía Circular y Sostentabilidade, originalmente publicado en Eco Circular en Abril 2020.
En estos días de incertidumbre y confinamiento obligatorio, impuesto por la crisis del coronavirus, la digitalización está siendo nuestra ancla para afrontar o por lo menos minimizar, los impactos económicos, sociales y psíquicos de la pandemia.
El estado de alarma, comparado frecuente, debido a las heridas que está abriendo en nuestra sociedad, a una 3ª guerra mundial, ha venido confirmar la extrema importancia de las tecnologías de información, llevando a cuestionarnos:
¿Qué sería de nosotros si no existiesen?
Esta experiencia traumática que nunca habíamos vivido antes, ha trasladado nuestras vidas a nuble, manteniendo en el teatro de operaciones, solamente las actividades prioritarias de sanidad, orden y suministro básico, donde la presencia física del individuo es imprescindible.
Son ejemplos de la nueva vida virtual, la masificación, de algunas prácticas como: el teletrabajo, la tele formación, la educación à distancia, la tele gimnástica, las asesorías remotas, las ventas online y hasta las visitas virtuales a los museos.
Familias y amigos, impedidos de abrazarse y besarse físicamente, sustituyen estos gestos de cariño, por emojis, besos y abrazos virtuales, que proliferan en las redes sociales y en las videollamadas.
¿Cómo se irán adaptar las organizaciones a la nueva realidad que emergerá post- confinamiento?
Las elecciones que hagan ahora, les cambiarán la vida en los próximos años[1].
¡En la lucha por la supervivencia, ganan los más fuertes, más ágiles y más creativos!
Transponiendo esta afirmación a las organizaciones, ser fuerte significa estar bien equipado en tecnología y disponer de recursos humanos cualificados y proactivos.
Ser ágil y creativo, presupone:
- tener capacidad para anticipar, los riesgos que podrán hacer hundir el negocio y desarrollar medidas para mitigarlos;
- tener flexibilidad y capacidad para reaccionar prontamente, ante situaciones adversas imprevistas;
- reinventarse una y otra vez…y cuantas sean necesarias, al revés de caer en la lamentación y claudicar.
Hasta las barreras al cambio, hechas con el hormigón más fuerte, se están derrumbando rápidamente desde que empezó la pandemia.